La historia de la Ratafia: una tradición
28.09.2021
La ratafía es una bebida casi ancestral, fruto del encanto del territorio y de la naturaleza que nos rodea. Un licor que mezcla una variedad de plantas, flores, y especies con alcohol (aguardiente, anís u otros).
Una especie de jarabe con un sabor dulce y con un toque amargo debido a la nuez verde. Una receta que se ha transmitido de generación en generación, formando parte del patrimonio familiar y del entorno de cada casa. Una creencia popular que les hacía pensar que era un elixir milagroso.
Sus orígenes
El origen de la Ratafía se remonta en Italia, concretamente en la región del Piamonte datado en un documento de 1600 encontrado en el Monasterio de Santa María Della Salla. De hecho, el licor lo empezaron a producir los monjes con finalidad medicinales. Más tarde, el pueblo replicó lo que se hacía en los monasterios por su propio cultivo.
En Cataluña la fórmula registrada más antigua es de 1842 en Santa Coloma de Farners (La Selva, Girona), obra de Francisco Rosquellas. En esta misma población se celebra, desde ese año, la Feria de la Ratafía, que se suele realizar el segundo fin de semana de noviembre, conmemorando la fiesta mayor del licor y abriendo paso a la nueva temporada.
En aquella época, eran principalmente las mujeres que recolectaban las plantas aromáticas y elaboraban el licor. Esto era así porque era de las pocas bebidas que podían tomar debido a que unos de sus usos medicinales era calmar los dolores menstruales. Un ejemplo fue Anna Peroliu, que, a finales del siglo XIX, hizo popular su Ratafía en el pueblo de Sant Quirze de Besora. Más tarde, su yerno Faustino Bosch lo comercializó.
Alrededor de su nombre hay 2 leyendas que hacen enmienda a su origen. La primera, proviene del latín "pax (o nada) rafa fiat", que significa "queda firmado", expresión que se utilizaba ante notario al firmar un documento o pacto para pasar al "brindis". El otro viene de los indígenas de las Antillas francesas cuando se quería llamar el ron hecho con aguardiente como "tafia".
En nuestro país, una de las más emblemáticas sería la Ratafía Russet, con más de 100 años de historia y de origen en Olot, La Garrotxa. La familia Russet ha sabido conservar su sistema de elaboración artesanal y el método de recogida tradicional, así como el proceso de maceración y reposo durante 5 generaciones. ¿Su secreto? Haber encontrado un equilibrio entre las plantas aromáticas y las especias, con un toque de dulzura que lo hacen agradable al paladar de forma exquisita.
Ratafia Russet 70 cl
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El proceso
El proceso comienza con la recogida de nueces y hierbas. La tradición dice que se han de recoger la noche de San Juan (24 de junio), ya que es el punto álgido de floración de las hierbas, además las nueces están en su punto óptimo de maduración, ni demasiado pequeñas ni muy duras. Todo ello, también dependerá, en gran medida, del tiempo que haga en ese momento.
Al cabo de unos días, se deja secar las hierbas y cerca de San Pedro (29 de junio) es cuando se hace la ratafía. Los ingredientes básicos son el aguardiente, el jarabe, las nueces verdes, las especias y las hierbas.
La elaboración se hace macerando las plantas y las hierbas con el aguardiente en un frasco de vidrio no muy tapado durante 40 días al sol y serena, es decir, a la intemperie, removiendo de vez en cuando. Pasado este tiempo, se hace un proceso de filtrado para depurarlo y se añade el jarabe en frío para conseguir un punto de dulzura.
Por último, se deja envejecer en una garrafa de vidrio o bien en una barrica de roble durante 2 meses. Antes de embotellarla, se vuelve a filtrar para conseguir un color refinado y perfecto para su consumo.
Si te apetece probar una copa de la esencia del territorio y la magia de su entorno, puedes encontrar la Ratafía Russet en nuestros supermercados. Su olor y su textura melosa te dejará un sabor delicado y refinado con un regusto dulce en la boca bien memorables.
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